Es un método de imagen de alta calidad que ha revolucionado el diagnóstico médico al proporcionar imágenes detalladas del interior del cuerpo, ya que no emplea radiación ionizante, como los rayos X, lo que la hace segura para pacientes de todas las edades y sin riesgo de exposición a la radiación, por lo que esta herramienta ayuda a crear imágenes precisas de diversas partes del cuerpo, incluyendo cerebro, columna vertebral, articulaciones y órganos internos.
La resonancia magnética es una técnica de diagnóstico por imágenes que utiliza imanes y ondas de radio para obtener imágenes detalladas del interior del cuerpo. Funciona generando un campo magnético que alinea los átomos de hidrógeno en el cuerpo, y luego emite ondas de radio para detectar las señales emitidas por estos átomos y crear imágenes.
La resonancia magnética ofrece numerosos beneficios, ya que proporciona imágenes detalladas de los tejidos blandos, los órganos y las estructuras internas del cuerpo. Es especialmente útil para diagnosticar enfermedades y lesiones en el cerebro, la columna vertebral, las articulaciones, el abdomen y el pecho. Además, no utiliza radiación ionizante, lo que la hace segura y no invasiva.
Antes de una resonancia magnética, es importante informar al médico si tienes algún implante metálico en el cuerpo, como marcapasos, clips de aneurisma o prótesis articulares. Además, es posible que debas evitar comer o beber durante un período de tiempo antes del examen, dependiendo de la parte del cuerpo que se vaya a examinar.
La resonancia magnética en sí no es dolorosa. Sin embargo, es posible que debas permanecer quieto durante el examen, lo cual puede resultar incómodo para algunas personas. Además, es posible que se te administre un medio de contraste intravenoso para mejorar la calidad de las imágenes, lo cual puede causar una sensación de calor en el cuerpo.
La duración de una resonancia magnética puede variar dependiendo de la parte del cuerpo que se esté examinando y de la complejidad del caso. Por lo general, el examen dura entre 30 y 60 minutos. Sin embargo, es posible que se necesite más tiempo si se requieren imágenes adicionales o si se utiliza un medio de contraste intravenoso.