Mediante estudios como la manometría esofágica, anal y la Ph-metría podemos brindar diagnósticos endoscopicos oportunos para nuestros pacientes.
La endoscopia es un procedimiento médico que utiliza un instrumento llamado endoscopio para examinar el interior de ciertos órganos o cavidades del cuerpo.
La endoscopia se utiliza para diagnosticar y tratar diversas enfermedades y afecciones, como úlceras, tumores, inflamación, sangrado, obstrucciones y otras anomalías en el sistema digestivo, respiratorio, urinario y reproductivo.
Durante una endoscopia, se introduce el endoscopio a través de una abertura natural del cuerpo, como la boca, el ano o la uretra y se guía hacia el área a examinar. El endoscopio tiene una cámara en su extremo que permite al médico visualizar el interior del órgano o cavidad en tiempo real.
La endoscopia generalmente se realiza bajo anestesia local o sedación, por lo que la mayoría de los pacientes no sienten dolor durante el procedimiento. Sin embargo, es posible que experimenten molestias menores, como presión o distensión, pero estas suelen ser temporales.
Aunque la endoscopia es un procedimiento seguro, como cualquier intervención médica, existen algunos riesgos potenciales. Estos pueden incluir perforación o sangrado en el área examinada, infección, reacciones adversas a la anestesia o alergias a los medicamentos utilizados durante el procedimiento. Sin embargo, estos riesgos son raros y suelen ser controlados por el equipo médico.